"Aunque la investigación
de la HG es bastante limitada en comparación con la de otras
enfermedades, sí que existe algo de información.
Causas:
Existen numerosas teorías sobre la etiología de la HG.
Sin embargo, a fecha de hoy ninguna es concluyente. Demasiados estudios cuentan
con pocos participantes de manera que no podemos considerar irrebatibles sus
resultados y, por otra parte, los hallazgos no son consistentes en la mayoría
de los sujetos estudiados. Esto significa que determinar la causa de la HG es
muy difícil. Probablemente no tiene su origen un solo factor.
El origen de la
HG puede variar de una mujer a otra, en función de su composición biológica
(genes), química corporal o estado general de salud. Incluso puede variar en
cierto modo de un embarazo a otro, por que el estado de salud de la madre sea
diferente, en función del sexo del niño o por la intervención médica, que puede
ser más o menos agresiva. Hay numerosos factores implicados.
No se conocen, en fin, las causas de la HG. Sólo existen
teorías, pero es probable que tenga su origen en una serie de factores
interrelacionados que varían según la mujer y el embarazo. De este modo el
tratamiento también difiere, dado que las mujeres responden de forma diferente
a la medicación y a otras intervenciones.
Sí sabemos, no obstante, que no está todo en
tu cabeza. Lamentablemente, algunos profesionales no están al tanto de la
investigación que demuestra que los cambios fisiológicos son los causantes. La
HG es un trastorno de la gestación que
requiere una atención seria para evitar el empeoramiento de síntomas y
complicaciones.
¿Hormonas?
Las investigaciones realizadas hasta ahora se han
centrado en su mayor parte en los cambios hormonales que se producen durante el
embarazo. Sin embargo, incluso esos estudios no han obtenido resultados comunes
a todas las mujeres analizadas. Cada mujer responde de forma diferente al
embarazo y a los cambios hormonales derivados.
El origen psicológico sigue siendo aceptado por un
gran número de profesionales. Sin embargo, no existe tal origen.
Como ocurre con la mayoría de trastornos
desconcertantes, se apunta un origen psicológico cuando se desconoce el
fisiológico. Esto es especialmente cierto cuando se trata de algo como las
náuseas, que no pueden ser fácilmente verificadas por los profesionales
sanitarios como hacen con la presión arterial. Por esta razón, es fácil para
los médicos desestimar tus síntomas por ser exagerados, o imaginarios, o de
origen psicológico, cuando en realidad son muy reales y pueden ser muy graves.
Los cambios psicológicos ocurren como resultado de
estar enferma, no son la causa de la enfermedad. Están
relacionados en gran parte con los cambios fisiológicos producidos en el cuerpo
de la mujer, con la ausencia de una alimentación adecuada, con el aislamiento
social y con el sufrimiento en general.
La depresión sobreviene, al menos, en un 20% de los
embarazos normales, así que no debe sorprendernos que las mujeres con
complicaciones como la HG presenten un riesgo mayor. Los estudios muestran un
incremento en las visitas a las clínicas ginecológicas, bajas por enfermedad y
un problemático incremento del índice de depresiones. Quienes vivan situaciones
psicosociales complicadas (dificultades financieras, problemas de alojamiento,
etc.), enfermedades añadidas o un apoyo insuficiente también son propensos a la
depresión. Las mujeres con HG, pues, están sometidas a un elevado riesgo de
depresión durante y después del embarazo.
Tratar los síntomas
Determinar la gravedad de tu HG puede ser difícil, sobre
todo, si no hay “pruebas” que evidencien
cuán enferma estás. Pruebas como una importante pérdida de peso o la deshidratación
aparecen frecuentemente después de estar ya algún tiempo muy enferma. Pero cuanto
más se retrase el tratamiento, más difícil le será a tu médico manejar los
síntomas.
Los estudios más recientes también examinan los
cambios en el sistema inmunitario, diferencias genéticas, funcionamiento
anormal del estómago y los intestinos, deficiencias nutricionales y
sensibilidad del cerebro al movimiento. Por ahora el origen no es conocido y
por eso, la cura no es fácil de encontrar. El tratamiento de los síntomas de la
mujer es la mejor forma de manejar la HG en tanto las causas de la misma son
identificadas.
Sobre todo, recuerda que tú no te lo has provocado. Tú
no has causado la HG y no puedes hacerla desaparecer sólo con esforzarte en
comer o en no estar enferma. La HG es una enfermedad real del embarazo que sólo
se cura con el parto. Así que, ten paciencia y céntrate en hacerle frente, no
en por qué te está ocurriendo a ti. Probablemente nunca lo sabrás.
Posibles complicaciones
Cuando se trata de forma precoz y
efectiva la HG, aunque te sientas aún débil, probablemente ni tú ni tu bebé sufráis
complicaciones graves. Es posible que sientas cansancio, decaimiento, ansiedad
y dolor de esófago o estómago. Podrías
tener otras complicaciones si los síntomas son graves o prolongados. Una
atención adecuada y el apoyo de la sociedad disminuyen el riesgo de sufrir más
complicaciones debilitantes.
La HG desaparece generalmente hacia la mitad del
embarazo, lo que te permitirá recuperarte y ganar el peso suficiente para
alimentar adecuadamente tu cuerpo y a tu bebé durante el período final de
rápido crecimiento del embarazo. Podrías experimentar otros problemas como
atrofia muscular, cansancio, trastornos del sueño, depresión, ansiedad,
estreñimiento e irritación de estómago o de esófago. La mayoría son tratados de
forma segura durante el embarazo y no son preocupantes, pero pueden causarte
angustia y malestar importantes.
Esfuérzate por comer de forma lo más saludable posible
pero no te sientas culpable si pierdes peso o tienes problemas para comer
verduras y otros alimentos nutritivos. Mira nuestras ESTRATEGIAS
NUTRICIONALES para coger ideas sobre cómo elegir alimentos aptos contra
antojos y ascos.
HG severa
El número de mujeres con HG grave es relativamente
pequeño, alrededor del 10% de todas las mujeres que padecen HG. Si sufres HG
grave o prolongada y la atención sanitaria no es suficiente o se retrasa, estás
en riesgo de presentar complicaciones serias.
Los síntomas alcanzan el pico entre la 8ª y la 12ª
semana y durante este tiempo puedes sentirte peor a pesar de la medicación. Sin
embargo, la HG grave se caracteriza por síntomas más extremos que pueden
continuar en el 2º e incluso en el 3er trimestre. Una rápida pérdida
de peso y la deshidratación crónica son signos clásicos. Estas mujeres
presentan normalmente algunos de estos signos:
Signos de HG grave
- Náuseas crónicas, debilitantes
- Frecuente vómito de bilis o sangre
- Cetonas crónicas y deshidratación
- Debilidad muscular y fatiga extrema
- La medicación no detiene el vómito/náusea
- Incapacidad para cuidar de sí misma (ducharse, preparar comida)
- Pérdida de más de 5-10% del peso pre-gestacional
- Pérdida de peso (o poco aumento) después del tercer trimestre
- Incapacidad para comer/beber lo suficiente durante cerca de 14 semanas
Si crees que tienes HG grave, pero no estás recibiendo
la atención adecuada, puedes necesitar una segunda opinión. Pídele ayuda a un
amigo, a un familiar o a tu pareja. Es muy difícil pensar claramente y
defenderte sola cuando estás enferma.
Lista de complicaciones de la HG
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Complicaciones posibles
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Síntomas comunes:
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Para más información:
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Estreñimiento
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Calambres,
heces infrecuentes o duras, o dificultad para expulsarlas
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Fatiga
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Incapacidad
para trabajar o desarrollar las actividades diarias
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Atrofia (pérdida o desgaste del tejido
muscular por enfermedad o falta de uso)
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Debilidad,
cansancio, dolor
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Úlcera de estómago o irritación
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Dolor,
náusea, aversión a la comida
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Estrés psicosocial
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Depresión,
ansiedad
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Trastorno del sueño o insomnio
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Dificultad
para dormir
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Reflujo de ácido y acidez
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Dolor de
esófago, indigestión, náuseas
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Lista de complicaciones adicionales relacionadas con
una HG prolongada o grave
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Complicaciones posibles:
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Síntomas comunes:
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Para más información:
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Insuficiencia renal (pérdida de la capacidad de los
riñones de excretar desechos, concentrar orina y conservar electrolitos)
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Disminución de la diuresis, retención de
líquidos, cambios en el estado mental
o estado de ánimo, aumento de la presión
arterial, zumbido en los oídos, mal aliento, fatiga, náuseas, vómitos.
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Desacondicionamiento (disminución de la capacidad de
respuesta del músculo del corazón
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Fatiga, debilidad,
dificultad para respirar, dolor.
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Sangrado
de esófago
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Sangre en
vómito y/ o heces, dolor de garganta, ligeros mareos
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Trauma en ATM (Articulación temporomandibular)
Dolor o
daño en la mandíbula
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Dolor o
rigidez al abrir la boca, dolor de cabeza, cambios en la visión, crujidos de
mandíbula
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Retina hemorrágica
Sangrado
en la retina del ojo
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Ictericia (Decoloración de la piel,
membranas mucosas y ojos causada por el exceso de bilirrubina en la sangre)
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Piel,
membranas mucosas y ojos amarillos, picazón
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Trastorno de estrés post-traumático
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Episodios
de flashback, recuerdos, pesadillas o pensamientos aterradores ante la
exposición a hechos u objetos que recuerdan el trauma. Posible entumecimiento
emocional y trastorno del sueño, depresión, ansiedad e irritabilidad o
estallido de ira
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Cambios neurológicos
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Cambios de
visión (doble visión, movimientos involuntario), confusión, desorientación,
falta de coordinación muscular
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Extenuación y/o fatiga extrema
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Falta de
energía, agotamiento o cansancio. Posible incapacidad para cuidar de sí misma
y su familia
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Riesgos y resultados
La mayoría de las madres con HG
tienen bebés normales y se recuperan en pocos meses después del parto. Sin
embargo, quienes reciben una atención inadecuada, con deshidratación y
desnutrición crónicas, están en un mayor riesgo de sufrir problemas.
Los estudios determinan que las
mujeres que pierden más del 10% de su peso corporal y son incapaces de ganar
peso durante dos o más trimestres consecutivos tienen más probabilidades de
sufrir complicaciones. Aunque la medicación implica un riesgo, la
deshidratación y la inanición también pueden dañar al bebé. Una intervención
precoz es la mejor estrategia para evitar complicaciones tanto para la madre
como para el bebé.
La mayoría de las madres que sufren HG tienen bebés
saludables, pero padecen mucho más
durante el camino. La intervención temprana por médicos expertos puede
significar una gestación más fácil con menos riesgos para la madre y el niño.
Aunque puede preocuparte el empleo de cualquier
medicación durante el embarazo, muchos antieméticos han sido usados durante
años, quizás décadas, con poco o ningún incremento en el riesgo sobre el bebé.
Una madre con deshidratación y desnutrición crónicas puede incrementar también
el riesgo de retraso en el crecimiento y desarrollo del feto. Así que tendrás
que analizar con tu médico cuál es la mejor opción.
Factores de riesgo
A un pequeñísimo porcentaje de mujeres no les irá
bien, incluso aunque no tomen medicación o no tengan HG. La causa real podría
llegar a no saberse nunca. Incluso cuando una madre toma medicación y el niño
presenta alguna anormalidad, existen muchos otros factores que pueden ser la
causa real (genética, factores medioambientales u otros problemas de salud).
Sin embargo, debido al enorme temor a tomar medicación, frecuentemente se
responsabiliza a los medicamentos de cualquier problema. Rechazar toda
medicación no es necesariamente la opción más segura.
Si una madre está tan enferma que es incapaz de comer
en meses y no gana peso en dos trimestres consecutivos, el riesgo de parto
prematuro y una recuperación más lenta, además de otras complicaciones serias,
es mucho mayor. El bebé podría ser incapaz de ganar el peso adecuado y
desarrollarse de forma más lenta. Es importante concentrarse en la salud de la
madre y del feto. Los síntomas graves y prolongados representan el mayor riesgo
para ambos y requieren un tratamiento agresivo.
Tratamiento
El reto que los profesionales sanitarios afrontan el
tratar mujeres con HG es sopesar el riesgo de posibles complicaciones y
sufrimientos y el riesgo real o percibido de medicamentos y terapias
nutricionales. Estas intervenciones tienen lugar con frecuencia después de
otras medidas más conservadoras como cambios en la dieta. Sin embargo, retrasar
el tratamiento puede hacer el ciclo del vómito más resistente a la atención
médica.
Aunque existe una serie de medicamentos que han sido utilizados
y considerados seguros debido a su largo historial de empleo sin aumento
significativo de anormalidades fetales, nuevos fármacos (por
ejemplo, los antagonistas de la serotonina) demuestran frecuentemente ser mucho más
efectivos y no parecen suponer un riesgo para el feto. A menudo también tienen menos
efectos secundarios para la madre. Se trata de medicinas que ofrecen esperanza a las mujeres que
sufren HG y por eso deberían tenerse en cuenta cuando el tratamiento clásico
es insuficiente. Los médicos, sin embargo, no suelen conocerlos y por eso son reacios a su
usarlos (cuando no se niegan directamente a hacerlo)".
En resumen, aún no se conoce de dónde viene esta dichosa enfermedad pero hay una cosa clara: no es el invento de una mente desequilibrada. Eso es lo que quieren hacernos creer: que tenemos problemas con nuestra pareja, que no deseábamos el embarazo, que no somos lo suficientemente maduras para soportar los síntomas "normales" del embarazo... Lo más triste no es que recurran a explicaciones tan inconsistentes. Lo más triste es que llegamos a creérnoslas.
En resumen, aún no se conoce de dónde viene esta dichosa enfermedad pero hay una cosa clara: no es el invento de una mente desequilibrada. Eso es lo que quieren hacernos creer: que tenemos problemas con nuestra pareja, que no deseábamos el embarazo, que no somos lo suficientemente maduras para soportar los síntomas "normales" del embarazo... Lo más triste no es que recurran a explicaciones tan inconsistentes. Lo más triste es que llegamos a creérnoslas.
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