1. ¿Qué provoca la
HG?
El origen exacto de la
HG todavía es desconocido, pero existen muchas teorías. Lo cierto es que se
trata de una enfermedad real. Se ha investigado muy poco y a menudo con
resultados poco concluyentes o que se limitan a identificar lo que tienen en
común la mitad de las participantes en una investigación. Se sabe que los
cambios hormonales, la deshidratación, las deficiencias nutricionales y el
estrés general que afecta a la química y al funcionamiento del cuerpo
contribuyen a las náuseas y los vómitos
durante el embarazo.
Probablemente la HG se
deba a varios factores, que pueden diferir de una mujer a otra. Algunas mujeres
son más proclives al vómito por una cuestión genética. En cualquier caso, ella no tiene la culpa; no puede controlar el
vómito cuando está embarazada, ni la severidad de sus náuseas. El vómito puede
ser estimulado también por cambios provocados por el embarazo en estómago e
intestinos. El sufrimiento emocional, por otra parte, puede empeorar los vómitos, pero no es el
origen. En muchos casos las causas de la HG están relacionadas con cambios
hormonales producto del embarazo a los que algunas mujeres son más sensibles.
Estas son, en fin,
algunas causas conocidas:
- Alteración del sentido del gusto
- Sensibilidad de cerebro al movimiento
- Salida más lenta de los alimentos desde el estómago
- Incremento del sentido del olfato
- Insuficientes líquidos o nutrientes
- Rápidos cambios en los niveles hormonales durante el embarazo
- Reflujo de contenido estomacal
- Estrés físico y emocional derivado del embarazo
- Deficiencia de vitaminas
Los estudios varían,
pero la mayoría determina que existe una alta probabilidad de sufrir HG en
futuros embarazos. Las estadísticas sugieren que más del 50% la padecerá en
todas sus gestaciones. Lo mismo ocurre también con el patrón y la severidad,
aunque no siempre son constantes. Por otra parte, aquellas cuyas madres, abuelas o hermanas han
tenido HG, suelen sufrir, como mínimo, náuseas y vómitos durante el embarazo.
En la mayoría de las
mujeres empieza entre la 2ª y la 5ª semana de gestación. Las náuseas y los
vómitos suelen aliviarse después del tercer trimestre y generalmente se
detienen antes de la 20ª semana de gestación o hacia la mitad del embarazo. Sin
embargo, hay entre un 10 y un 20% de mujeres que seguirán sufriendo náuseas y
vómitos hasta el parto, aunque normalmente menos severos. Si se ha tenido HG en embarazos previos, está
suele repetir un patrón similar de duración y severidad.
Debido al riesgo que
supone manifestar que es seguro el uso de un medicamento durante la gestación,
pocos fabricantes farmacéuticos dirán que sus medicinas se destinan a su uso
durante el embarazo o para tratar enfermedades del mismo, como la HG. Sin embargo, debido al
sufrimiento y a la debilidad que afrontan mujeres con HG, los médicos tratan la
enfermedad con medicamentos considerados seguros por haber sido empleados
contra las náuseas y los vómitos durante décadas. Irónicamente, un extenso
historial de utilización no significa necesariamente que sean más seguros que
los nuevos medicamentos.
Es lamentable que
muchos profesionales de la salud sólo tengan en cuenta medicamentos antiguos,
ya que con frecuencia demuestran ser menos eficaces que los nuevos (Aloxi,
Zofran, Kytril, Reglan). Esto es especialmente cierto cuando se tiene una HG
moderada o severa. Las medicinas más recientes no son necesariamente inseguras,
simplemente no cuentan con tantos estudios para demostrar su seguridad y pocos obstetras
están familiarizados con su uso y dosificación. Nuestra investigación ha
determinado que el riesgo de tratar la HG con medicamentos nuevos y más
efectivos es menor que el de no tratarla con ningún medicamento, debido a los
posibles efectos adversos de la deshidratación y la desnutrición para ella y
para el bebé.
Sobre todo, has de
saber que tratar de forma efectiva y preventiva los síntomas tempranos en el
embarazo, puede hacer menos severa la HG y disminuir el tiempo de recuperación.
Retrasar el tratamiento hasta después de haber
estado vomitando durante semanas, hace más difícil controlar el ciclo del
vómito. Tiene derecho a una adecuada atención sanitaria y para obtenerla,
consulta a otro profesional médico, si fuera necesario. Si está muy enferma,
necesitará que alguien hable por ella. Si pierde más del 10% de su peso inicial
y su médico es reticente a administrarle una medicación efectiva u otros
tratamientos, es aconsejable buscar una segunda opinión.
5. Dice que está
enferma, pero nunca he visto ninguna mujer embarazada así de enferma. ¿Está
exagerando?
En primer lugar, has
de entender que está realmente enferma y que sólo quienes sobreviven a la HG pueden
entender de verdad cómo se siente. Quizás te sirva imaginar que has tomado comida intoxicada durante
semanas (o meses). La mayoría sabe cuán enfermo y débil te puedes sentir sólo
en unos días o una semana.
Además, recuerda que
las mujeres se aíslan por sentirse enfermas y esto puede derivar en depresión y
ansiedad, especialmente si la HG dura más allá de la mitad del embarazo o si es
muy severa. Todo esto es normal cuando se está enferma: no es su culpa. Si se
siente deprimida, habla con ella y con su médico sobre la medicación o prueba remedios
homeopáticos. Algunos medicamentos han sido diseñados para su uso durante la
gestación después del primer trimestre.
Si vomita muchas veces
al día y pierde peso, podría tener HG. Si no puede retener agua para estar
hidratada, vomita bilis o sangre y ha perdido de 0.450 a 0.900 kg en una
semana, probablemente tenga HG. Con HG puede tener serias dificultades para
asumir sus responsabilidades diarias y para ir a trabajar durante semanas o
meses. Algunas madres con HG severa tienen problemas incluso para cuidar de sí
mismas, como a la hora de ducharse o preparar comida. La intervención médica
inmediata es crucial para estas mujeres.
Malestar matutino
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Hiperemesis gravídica
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La pérdida de peso es generalmente inferior a 2 kg.
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Pierde de 2.3 a 9 kg o más (más del 5% del peso
anterior a la concepción)
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Las náuseas y los vómitos no interfieren en su
capacidad para comer o beber lo suficiente al día.
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Las náuseas y los vómitos apenas la dejan comer y beber
y sin tratamiento médico, se deshidrata.
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Vomita poco y las náuseas son esporádicas, pero no
graves. Puede causarle incomodidad y sufrimiento.
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Vomita mucho y puede vomitar bilis o sangre si no se
trata. Las náuseas normalmente son de moderadas a graves y constantes.
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Una dieta adecuada y cambios en el estilo de vida
son suficientes para ayudarla a sentirse mejor la mayor parte del tiempo.
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Probablemente necesitará una rehidratación vía
intravenosa, así como medicación para controlar los vómitos.
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Normalmente, mejorará gradualmente después del
primer trimestre, quizás con una pequeña sensación de asco en algún momento
del resto del embarazo.
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Generalmente, se sentirá mejor hacia la mitad del
embarazo, pero podría continuar con las náuseas y/o vómitos el resto del
embarazo.
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El trabajo y las tareas de la casa pueden resultarle
difíciles pero podrá realizarlos cuando las náuseas sean menos severas.
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El trabajo y las tareas de la casa serán imposibles
durante semanas o meses. Incluso
podría necesitar ayuda para cuidar de sí misma.
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7. No para de
vomitar. ¿Debo llamar al médico?
Si no puede retener
más que unos bocados de comida y unos sorbitos de agua durante 24 horas o más, si pierde 1kg o más en una
semana, si vomita sangre, si se siente débil o incapaz de caminar, llama al
médico. Si tiene varios de estos síntomas, quizás tendrías que llevarla a
Urgencias.
Puedes comprarle
Ketostix en una farmacia local sin prescripción. Estas tiras comprueban su
nivel de deshidratación e inanición. Si hay cetonas en su orina (el test es
positivo), necesita líquidos por vía intravenosa en la consulta del doctor, en
urgencias o en un centro médico. Las cetonas podrían ser perjudiciales para el
bebé y la mamá si no se tratan.
Si ha estado vomitando
durante semanas y comiendo muy poco, también necesitará vitaminas por vía
intravenosa. A veces olvidan esto por lo que es muy importante que las pidas. La
vitamina B crucial dado que se agota rápidamente con los vómitos y la falta de
ingesta. Recuerda, la deshidratación y las cetonas empeoran las náuseas y los
vómitos y deben ser supervisadas atentamente.
Consulta a tu médico
si experimenta alguno de estos síntomas:
- Dolor abdominal, sangrado o calambres
- Dificultad para pensar o para concentrarse
- Dificultad para caminar o hablar
- Fatiga extrema y muy poca energía
- Poco o ningún alimento o líquido en 24 horas
- Poca saliva, boca y labios secos
- Fiebre, temblores, ojos inyectados en sangre
- Dolor de cabeza moderado o grave
- Debilidad muscular o calambres severos
- Vómitos y arcadas persistentes
- Náuseas graves que impiden la ingesta de líquido o sólido
- Dificultad para respirar o mareos
- Poca cantidad de orina y muy espaciada (más de 8 horas)
- Orina de color oscuro y concentrada
- Alteraciones visuales y desmayos
- Vómito rojo con sangre o amarillo con bilis
- Pérdida de peso de 0.9kg o más en una semana
Dado que no se conoce
el origen exacto y que probablemente se deba a más de un factor, la HG no puede
prevenirse. Sin embargo, los síntomas son frecuentemente más manejables si se
administra un tratamiento adecuado al principio. A veces la HG es menos grave
si se planifica con antelación y os preparáis para hacerle frente. Esto implica
comer de forma saludable, tomar antioxidantes y vitaminas prenatales de alta calidad durante meses,
perder peso (en caso de sobrepeso) y asegurarse de que su estado de salud es el
mejor posible.
Enfermedades
subyacentes, como dolencias en la vesícula biliar o úlceras de estómago, pueden
empeorar la HG. Encontrar a un profesional con experiencia en la HG y que
conozca su historia es crucial. Antes de que se quede embarazada, diseñad un
plan basado en lo que funcionó en su último embarazo y encontrad a un médico
dispuesto a darle la ayuda que necesite.
En la mayoría de los
casos, las mujeres que pierden peso durante el primer trimestre tienen bebés normales. Una alimentación
adecuada es importante para el bebé, pero su necesidad de calorías es mínima
durante los primeros meses. El cuerpo de la madre tiene un depósito de
nutrientes y minerales. Las vitaminas de alta calidad pueden ser beneficiosas,
pero quienes padecen HG no suelen tolerarlas, sobre todo si contienen hierro.
Los estudios determinan que las vitaminas parecer ser especialmente cruciales
durante los meses previos al embarazo y
hasta aproximadamente la 6ª semana de gestación, cuando el riesgo de aborto
natural es elevado y la espina dorsal del bebé se está formando. En este
momento la necesidad de ácido fólico y antioxidantes es mayor.
Dado que la HG hace
imposible tomar vitaminas, anímala a tomarlas tanto tiempo como pueda. Puedes probar
con vitaminas para poner debajo de la lengua (especialmente vitamina B y ácido
fólico). Las puedes encargar online o en algunas tiendas de productos
naturales. Si ha de recibir líquidos por vía intravenosa, asegúrate de que se
añade a la primera bolsa de líquidos un multivitamínico, sobre todo si ha
estado vomitando con frecuencia durante más de 2 semanas.
El riesgo para el bebé
es mayor si la madre está deshidratada durante largos períodos de tiempo, si
pierde el 10% o más de su peso anterior a la gestación, si no recibe vitaminas
u otros aportes nutricionales y si es incapaz de ganar peso durante dos
trimestres consecutivos. Obviamente, si la madre desarrolla otras
complicaciones, el bebé tiene un mayor riesgo de presentar a su vez
complicaciones. La mayoría de los estudios, sin embargo, demuestran que las
mujeres con HG leve tienen bebés normales. Las madres que sufren HG de moderada
a grave por un largo período de tiempo, con demasiada frecuencia reciben un
tratamiento inadecuado o inefectivo, lo que incrementa el riesgo de futuros
problemas de salud en el bebé y en la madre.
Existen riesgos
relacionados con cualquier medicación durante el embarazo. Sin embargo, las
medicinas que más frecuentemente se recetan a mujeres con HG presentan
normalmente menos riesgos para la madre y el niño que la deshidratación crónica
y la desnutrición. El riesgo suele disminuir después del primer trimestre o
alrededor de la semana 10ª, pero si se vomita sin control hasta entonces, la
presión en el cuerpo es elevada y es mucho más difícil detener el vómito. Estas
mujeres tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones y requieren una
recuperación larga. Suelen tener grandes dificultades para cuidar de sí mismas
y de su familia durante meses.
Con frecuencia, la
medicación es más efectiva si se administra al principio porque hay menos
deficiencias nutricionales y el estado general
de salud de la madre es mejor. Podría compararse con el control del
dolor. Los profesionales saben que si se administra medicación para el dolor
cuando éste empieza, el control sobre el dolor es mayor. Lo mismo ocurre con los
vómitos. Las complicaciones son menos y de menor gravedad si náuseas y vómitos
son tratados a tiempo.
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