Tu principal objetivo
cuando sientes náuseas y/o vomitas es conseguir comer y beber lo que sea. Esto
podría significar comer cosas no muy saludables, pero no te preocupes. Sólo haz
lo que puedas. Intenta seguir las
estrategias que te sugerimos para maximizar la ingesta.
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Los antojos y
los ascos pueden cambiar con frecuencia, así que ve probando. Hay mujeres que
se han pasado el embarazo bebiendo soda en lugar de agua o alimentándose de
comida rápida porque es lo único que toleraban. Si es tu caso, haz lo que
puedas y recuerda que esto acabará. Cuando puedas, toma alimentos saludables
pero no te sientas culpable si no eres capaz, por ejemplo, de comer verduras:
Las comidas sencillas suelen ser muy útiles. Los alimentos en su estado natural (sin
procesar) son más saludables. Por ejemplo, manzanas bañadas en mantequilla
de cacahuete, leche entera, palitos de queso, tostadas con gelatina 100% fruta,
zumo, palitos de zanahoria, patatas al horno, etc. Las comidas elaboradas como
la lasaña suelen ser difíciles de digerir y podrían llevar ingredientes que te
provoquen rechazo.
Piensa en las
características de los alimentos que te atraen, como que sean
crujientes y dulces, suaves y ácidos, etc., y pide a alguien que te ayude a encontrar comidas que conjuguen esos
criterios. Si lo que resulta que te gusta es el pan de canela, cómelo:
mejor eso que nada.
Prueba
alimentos que quizás no te apetecen pero no te disgustan. Por ejemplo,
podría no apetecerte zanahoria, pero puedes probar zanahorias dulces de las
pequeñas y ver si eres capaz de comer algunas. Esto te ayudará a obtener
vitaminas y demás nutrientes necesarios.
Prueba a tomar
vitaminas por la noche con un snack, a ver si las toleras. Evita las
vitaminas prenatales o aquellas que contienen hierro si te provocan más
náuseas.
No comas y
bebas al mismo tiempo si eso te produce náuseas. Tu aparato
digestivo va más lento de lo normal y mucho líquido dificulta la digestión.
Identifica
aquellos alimentos que te provoquen náuseas y vómitos y pide a quienes te
rodeen que los eviten. Los causantes más comunes son los picantes, como el
ajo o la cebolla. Podrías llegar a olerlos en la piel o el aliento de los
demás.
Intenta comer
de la forma más saludable que puedas. Si el cereal te cae
bien, intenta comprarlo endulzado de grano entero en lugar de uno altamente
procesado. Así aumentarás el contenido de vitaminas y fibra. Intenta también
comer pan integral en lugar de pan blanco.
Evita las
comidas fritas o grasientas porque pueden afectar al hígado y la vesícula. Tu
cuerpo almacena toxinas en el tejido adiposo y una rápida pérdida de grasas
implica una rápida eliminación de toxinas que han de ser procesadas por el
hígado. Lo ideal es la comida orgánica.
Bebe cualquier
líquido que te apetezca, pero evita la cafeína. Prueba
también con las bebidas carbónicas (como la sidra con gas) aunque las bebidas
isotónicas, el zumo (zumo 100% fruta, no esos con azúcar, agua, etc.) y el agua
filtrada son los más adecuados. Los líquidos
te mantendrán hidratada, evitarán que te estriñas y mejorarán tu actividad
mental. Congelar el agua y beberla a
sorbitos conforme se va derritiendo puede ser una opción atractiva. Filtrar el
agua, además, elimina gran parte del sabor que te puede provocar rechazo.
Prueba con
bebidas frías, que huelen menos. Pide a quienes te rodeen que
eviten las comidas muy condimentadas, especialmente, si son calientes.
Ten snacks cerca de ti. El movimiento
empeora las náuseas y levantarte para prepararte comida podría disminuir tu
capacidad de ingesta. Intenta prepararte un plato de snacks que te apetezcan,
como fruta picada, queso, galletas, palitos de zanahoria, etc. y ve picando
durante alrededor de una hora.
Come y bebe en
pequeñas cantidades. Cuando el estómago se dilata, las náuseas y los
vómitos aparecen. Los bocados grandes también pueden estimular el reflujo.
Intenta tomar
proteínas. Las investigaciones han demostrado que las proteínas reducen las náuseas
más que los carbohidratos.
Las comidas
líquidas (si las toleras) pueden ser más fáciles de digerir y podrían disminuir
las náuseas. Prueba proteína en polvo en batidos o licuados. Para
hacer un licuado mezcla fruta congelada, leche, yogur, nueces o lo que te
apetezca en las cantidades que prefieras. También podrías congelar el zumo o el
licuado en moldes para hacer unos nutritivos snacks. (Recuerda la receta del
Baby Shake)
Evita en la
medida de lo posible aceites hidrogenados, pesticidas, nitratos (presentes en
carnes ahumadas, perritos calientes, fiambre), hormonas de crecimiento (en lácteos y aves de corral), sustitutos del azúcar y colorantes o
conservantes alimenticios.
Sopesa la
posibilidad de tomar encimas digestivas cuando comas para
obtener el máximo provecho de los alimentos y una digestión más rápida.
Encarga comida
para llevar. Si tienes antojos, busca algo que te convenza y
llama para encargarlo. A veces el antojo sólo dura un rato.
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