lunes, 29 de abril de 2013

¿Qué pasa cuando el malestar matutino se agrava?



No sufras sola: quienes padecen HG cuentan con ayuda.

La novelista inglesa Charlotte Brontë murió de forma espantosa en 1855. Débil, exhausta y esclava de incesantes náuseas y vómitos durante meses, la frágil escritora era incapaz de tolerar comida o agua, pese a sus intentos de reunir fuerzas. 

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Deshidratada y delirante, sin medicina que pudiera salvarla, Brontë murió en su cuarto mes de embarazo por los efectos de una enfermedad que todavía hoy ocasiona sufrimiento a mujeres embarazadas. Es la Hiperemesis Gravídica: náuseas y vómitos persistentes, exagerados, que pueden darse a lo largo de todo el embarazo y en algunos casos, terminan en aborto voluntario.

 “Un reyezuelo habría pasado hambre con lo que ella comió durante esas últimas seis semanas”, se dice que había afirmado una amiga de Charlotte. Si no son tratadas, las pacientes con Hiperemesis pierden peso porque no son capaces de comer o beber sin vomitar.

Sydney GP y la Dra. Melinda Griffiths (ambas víctimas de HG) comparan la sensación con un combate continuo contra la gastroenteritis. “Es como estar en la cúspide del vómito, pero sin tregua”.

“Sientes tu boca salivando, sientes muchas, muchas náuseas. No consigues estar a gusto. Es como si estuvieras atascada en ese punto porque después de vomitar, puedes sentir algo de alivio pero será muy breve. Yo me sentía bien durante cinco, diez minutos y entonces volvía otra vez.  Es como si estuvieras atrapada en esa etapa semana tras semana”, dice la Dra. Griffiths.

En 2010 las mujeres se libran, en general,  del destino fatal de Brontë gracias a la administración intravenosa de fluidos y medicación contra las náuseas, pero nadie sabe realmente por qué esta enfermedad aqueja hasta a un 3% de las mujeres en estado. 

Se ha sugerido que una agudizada sensibilidad a la hormona humana de la gestación (gonadotropina coriónica) en sangre podría ser la culpable. Pese a que existen muchas incógnitas,  se conocen algunos factores de riesgo como haber sufrido anteriormente Hiperemesis o estar embarazada de mellizos. La tasa de repetición se estima en hasta un 95%.

Una genetista de la Universidad de California del Sur, graduada en Harvard y antigua paciente, la Dra. Marlena Fejzo, cree que los genes tienen algo que ver. Las investigaciones de la Dra. Fejzo indican que aquellas mujeres cuyas madres sufrieron Hiperemesis tienen un 30% más de posibilidades de padecerla ellas también, siendo un 20% cuando quienes la hayan sufrido sean sus hermanas.

“La gente cree erróneamente que hago esto para contar con una prueba genética, pero no es esa la razón”, dice la Dra. Fejzo. “Aunque eso podría obtenerse también, la verdadera razón es que una vez que encontremos los genes que predisponen a sufrirla, tendremos una idea de la causa biológica de la Hiperemesis”.

La Dra. Griffiths vomitó  sangre  a lo largo de 10 semanas de Hiperemesis y sufrió una devastadora pérdida de peso. Se recuperó bien y tuvo un hijo sano. Pero tan pronto como contó a los demás su situación, afloraron historias sobre interrupciones voluntarias de embarazo.

“Cuando estaba muy enferma, hubo dos compañeras cercanas que fueron encantadoras y comprensivas con mi enfermedad y me contaron que ellas habían terminado por abortar porque sentían que no podían más, tan mal se sentían”, dice la Dra. Griffiths.

“No creo que pueda dar cifras sobre el número de mujeres que abortan, pero estoy convencida de que es una realidad”. Alrededor del 15% de mujeres con HG entrevistadas por la Fundación HER dijeron que habían decidido abortar debido a la enfermedad al menos en una ocasión.

La Dra. Griffiths, que fue hospitalizada 3 veces durante el embarazo y que sufrió depresión hasta que desapareció la enfermedad, cree que este tema de náuseas y vómitos severos durante el embarazo se trivializa. Dice que las mujeres en estado afectadas deberían buscar atención médica.

“No podía trabajar… Guardaba cama. Mi marido volvía a casa al final del día, vaciaba el vómito de la palangana y me preparaba una comida que inevitablemente acababa vomitando también y me ayudaba a ducharme por la mañana. Creo que vi a dos amigos en todo ese tiempo porque estaba absolutamente abrumada por lo que me estaba pasando y apenada porque un embarazo tan deseado me había convertido en una persona-vómito incapaz de hacer su trabajo o comunicarse adecuadamente con nadie”, dice la Dra. Griffiths.

Sydney Hole, madre de dos niños, tuvo náuseas y vómitos terribles a lo largo de sus embarazos, pero dice que intentó quitarle importancia porque pensaba que eso formaba parte del hecho de tener hijos y que tenía que ser estoica y no quejarse.

“Creo que las principales razones por las que tuve días realmente malos fueron la deshidratación y el agotamiento”, dice Hole. “Tenía los nervios destrozados. No tenía energía para mí, mi pareja o mi hijo. Sentía que no les proporcionaba lo que necesitaban y sospecho que probablemente sufrí depresión”. 

Malavika Vaikunta, de Bellevue Hill, que sufre Hiperemesis por tercera vez y espera dar a luz el próximo mes, dice que la enfermedad la obligó a dejar su trabajo durante el embarazo.

“Nueve meses es mucho tiempo para ser dominado por algo que no debería ser otra cosa que una experiencia placentera y feliz”, dice Vaikunta.

“Cosas tan básicas como ducharme, bañar a mi hijo, lavarme el pelo, etc., constituían un reto enorme durante la etapa más crítica de mi enfermedad. Entrar en tiendas de alimentación, pasar por delante de un restaurante o ver un anuncio de comida en la tele podían desencadenar la náusea. Sólo quería dormir, todo el rato, en una habitación oscura, y despertar un día y tener al bebé. Era una sensación debilitante. Algunos días me sentía como si el suelo se escurriera bajo mis pies”.

La Dra. Debra Kennedy, genetista clínica y directora de MotherSafe, dice que esa postura de las mujeres de que el embarazo tiene que “aguantarse”  es elaborada a menudo por profesionales sanitarios poco comprensivos y reacios a aconsejar medicación. MotherSafe recomienda a las mujeres que inicien un tratamiento que combine Doxylamina (que ayuda a dormir) y vitamina B6, que es un tratamiento considerado seguro. 

La obstetra de Sydney, la Dra. Siobhan Lee dice que la gran mayoría sufre en silencio, no busca atención médica y la enfurece que la Hiperemesis y las náuseas y vómitos en el embarazo “sean ignorados como algo transitorio y sin consecuencias, salvo cuando alguna ha de ser ingresada”.

“Creo que existe en la sociedad una especie de complacencia con respecto a las náuseas y vómitos en el embarazo y la Hiperemesis Gravídica y también la convicción de que todo esto forma parte de la gestación y por lo tanto hay que lidiar con ello. Esta posición es de poca ayuda o dañina más bien, porque contribuye a que muchas mujeres no pidan ayuda”, dice la Dra. Lee.

No todos los tratamientos implican medicación, dice, la acupuntura, el sueño, la ingesta regular, la vitamina B6 y el jengibre está demostrado que ayudan.

La nutricionista clínica Tabitha McIntosh coincide con la Dra. Lee. A menudo trata a sus pacientes con raíz de jengibre, vitamina B6 o cromo y recomienda snacks ricos en proteínas cada tres horas, si se toleran.

La Dra. Lee cree que tiene peso el argumento genético de la Hiperemesis y también la obstetra Sandra Lowe, que trabaja en el Hospital Royal para Mujeres y en el  Hospital Privado Prince of Wales  y ve dos o tres casos de Hiperemesis a la semana. 

La Dra. Lowe apunta que un tratamiento agresivo suele ser efectivo y puede ser administrado sin riesgos al principio del embarazo. En el Hospital Royal para Mujeres, el tratamiento incluye medicación e hidratación intravenosa en una unidad de día. Las mujeres deberían saber que se puede  hacer mucho para reducir su sufrimiento y prevenir síntomas futuros, dice.     
 
“Creo que uno de los aspectos más duros de sufrir Hiperemesis es estar  descontrolada”, dice la Dra. Lowe. “No puedes gestionar tus síntomas. No puedes comer, no puedes beber. Te llenas de pensamientos negativos sobre el embarazo y el bebé. La forma de gestionar esto es apoyar a las mujeres y devolverles el control”.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    
Los médicos y obstetras de guardia necesitan ser mejor instruidos sobre la Hiperemesis y las mujeres necesitan ser más dinámicas a la hora de reconocer cuándo necesitan ayuda, dice la Dra. Lowe. 

“Frecuentemente se les dice a las mujeres que aguanten, que es parte del embarazo”, dice la Dra. Lowe. “La educación es esencial tanto para la identificación como para el manejo de esta enfermedad pobremente interpretada. Culpar a la mujer, desde luego, no ayuda”.

En el Hospital Royal Prince Alfred se han introducido guías de práctica clínica para tratar a mujeres embarazadas que acudan al servicio de urgencia con náuseas y vómitos severos. El especialista en personal de emergencias, Dr. Kendall Bein, dice que el departamento de urgencias cuenta con una unidad de ingresos de corta duración que los médicos pueden usar para casos de Hiperemesis y que este nuevo enfoque devuelve a las mujeres algo de control sobre la enfermedad.

“Aplicamos una estrategia basada más en el principio de intentar que permanezcan bien en comunidad. Preferimos tratarlas rápida y eficazmente antes de que se pongan peor y puedan volver a casa en unas horas en buen estado”, dice el Dr. Bein.

70% de mujeres embarazadas sufren náuseas y vómitos

0.3%-3% de mujeres embarazas experimentan HG

 5% del peso corporal – la pérdida de peso mínima en mujeres con HG

 16 semanas  el período de la gestación en que la HG suele estabilizarse en la mayoría de las mujeres. Una minoría sufre síntomas graves hasta el parto 

 15.2% de mujeres con Hiperemesis que participaron en el estudio de la Fundación HER (para la investigación de y la educación en HG) afirmó haber abortado a causa de la HG al menos en una ocasión 

 95% la tasa de recurrencia de la HG

 Charlotte Brontë
(1816- 1855)
“Fue atacada por nuevas sensaciones de náusea interminable, y mareos recurrentes. Después de esto que había durado algún tiempo, cedió al deseo de Mr Nicholl (su marido) de que un médico la viera. Vino éste y  le asignó a su terrible indisposición una causa natural; un poco de paciencia y todo iría bien. Ella, que nunca fue paciente con la enfermedad, trató de aguantar y aguantar. Pero la espantosa enfermedad creció y creció, hasta que la mera visión de la comida le provocaba náuseas…

Martha atendía a su señora con ternura y de vez en cuando intentaba animarla diciéndole que el bebé estaba de camino. “Me atrevo a decir que seré feliz algún día”, decía ella, “pero estoy tan enferma, tan cansada.” Entonces (Martha) la llevaba a la cama, estaba demasiado cansada para incorporarse… Pasaron largos días y noches aún más largas. Seguían las implacables náuseas y la debilidad… Alrededor de la tercera semana de marzo se produjo un cambio. Comenzó el delirio e inmersa en él, suplicaba comida constantemente… Ahora tragaba ansiosamente, pero ya era demasiado tarde”.
 
De Vida de Charlotte Brontë, escrita por su amiga Elizabeth Gaskell.

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